No contento con haber desestabilizado el país y ser uno de los causantes directos de la crisis mundial de 2008 como consecuencia del plantón de Reforma, Andrés Manuel López Obrador vuelve a cimbrar la política mexicana al revelar que, en agosto pasado, desde el equipo cercano de Peña Nieto le pidieron firmar el Pacto por México.
Poco importa que en el momento de la petición la elección presidencial aún no estuviera calificada: de cualquier modo ya todos sabíamos quién iba a ganar. Lo venían diciendo mis encuestas desde 20 años antes, y más importante aún, lo dijo Don Carlos desde la noche misma de la elección: haiga sido como haiga sido, queda Peña. Así que, si ya era un hecho consumado, ¿qué sentido tenía negarte a firmar, Andrés? ¿Por qué seguirle apostando a la polarización, al rencor, a la división? ¿Por qué no firmaste?
Nada te costaba firmar el Pacto, Andrés. Hubieras contribuido a la estabilidad de este país, como sí hicieron tus ex compañeros del PRD. Esa es la izquierda moderna que México necesita. ¿Hasta cuándo, Andrés?
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