Miguel Ángel Mancera se equivocó al escribir un tuit. Puso "abanza" en vez de "avanza", y enseguida corrigió y aclaró que su error se debió a las prisas. Perfectamente explicable.
El propio López Obrador, que también escribe directamente sus tuits, ha cometido varios errores, principalmente de acentuación. Tampoco es nada grave, y la gente en Twitter lo ha dejado pasar porque, en realidad, no es importante.
Pero apenas el Señor Presidente EPN no puede nombrar tres libros que hayan marcado su vida, o afirma que Benito Juárez vivió en 1969, o no sabe qué significan las siglas del IFAI, o desconoce cuál es el salario mínimo en México, o difunde la falsa noticia de la muerte de Miguel de la Madrid, o se equivoca al querer hablar en náhuatl en el arranque de su campaña, o se hace bolas intentando explicar de qué murió su esposa, o se traba mientras balbucea algunas palabras en un inglés chapurreado, o yerra en un discurso al decir que lo que se necesita en México es "desigualdad social", o exhibe su machismo con aquello de "no soy la señora de la casa", o la riega al decir la fecha de fundación del estado de Hidalgo, o la caga un día sí y otro también; y entonces los tuiteros de izquierda se le van encima, lo critican, lo despedazan... lo hacen blanco de burlas indecentes, sin razón alguna.
Si la izquierda que participa en redes sociales tuviera madre, reconocería que los mencionados han sido también errorcillos insignificantes del Señor Presidente, y le daría el mismo trato que le da a otros tuiteros populares, como por ejemplo @werevertumorro. ¿Será mucho pedir?
No hay comentarios:
Publicar un comentario