Todo mundo se equivoca al hablar o leer en público. Todo mundo, excepto el Señor Presidente Enrique Peña Nieto. Lo ocurrido ayer, en el acto de presentación de su declaración patrimonial, es prueba de ello. Algunos malintencionados afirman que Peña Nieto se equivocó al mencionar el significado del IFAI. Que porque trastabilló y terminó atribuyéndole un significado distinto a esas siglas. Pero eso, insisto, es algo perfectamente normal, que a cualquiera le pasa, y por eso mismo ni siquiera se le puede llamar equivocación. Como dijo el diario Deforma: "el que esté libre de pifias, que tire el primer discurso".
Pero como en tiempos de las redes sociales, sigo citando a Deforma, "no todos pueden ser Don Fede", y sí en cambio hay muchos fernándeznoroñas y similares radicales guerrilleros de Internet, de inmediato comenzaron las bromas sobre el asunto y hasta subieron a la red videos con diferentes versiones y ángulos de lo sucedido. Vaya, pues. Por lo visto a algunos en Twitter les complace hacer mofa del Señor Presidente por un asunto que no tiene la menor importancia.
Y qué bueno que así sea. Quienes somos auténticos soldados del Presidente en las redes sociales nos felicitamos de que la atención se haya centrado exclusivamente en su "error" al mencionar unas siglas absolutamente inútiles, y no en la cantidad y monto de los bienes que posee y que ayer presentó en su declaración. Es mejor que los tuiteros hablen y critiquen la pronunciación y hasta la inteligencia de mi jefe, que sus propiedades -como la casa comprada de contado en 1982, a los ¡16 años!, o todos los terrenos e inmuebles que le fueron donados quién sabe por quiénes-.
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