Fue al llegar a la capital norteamericana y alojarse en el hotel que el presidente Peña fue enterado de la agenda de actividades del día siguiente, en donde se contempla una visita a la Casa Blanca; al escuchar esto, Peña Nieto se mostró muy indignado y exigió saber "en qué momento se metieron los invasores a la casa de mi esposa".
Al enterarse que en la Casa Blanca vive el presidente norteamericano, Peña Nieto amenazó con denunciar a Barack Obama por allanamiento de morada, despojo y lo que resulte, al tiempo que via telefónica instruyó al Torturador Murillo Karam a iniciar una averiguación previa contra "ese pinche negro malandro", lo que causó el sofoco y la angustia de su comitiva, que ya no hallaba cómo hacer que se callara, mientras los guardias del Servicio Secreto de los Estados Unidos sólo sonreían con sorna.
Al cierre de esta edición, trascendió que Peña Nieto insistía en ser llevado a la Casa Blanca para "recuperarla para México"; no obstante, ningún taxista de Washington accedió a llevarlo, dada la evidente pinta de truhán del mexicano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario